jueves, 29 de mayo de 2008

How many keys does it take to unlock your heart?

El corazón tiene razones que la razón desconoce. Me permito el cliché para introducirlos un poco en el espíritu de este post. El amor, la locura, la obsesión y la eterna búsqueda...




Quizá por mi creciente pasión por los asuntos románticos, siempre he pensado que el amor, perfecto aunque imperfecto, es posible. En las películas se desarrollan historias que se basan en un estado de profunda felicidad, que para mi, más allá de exageraciones clásicas del interés comercial, son representaciones de realidades físicas y alcanzables.




Habiendo sido advertidos de mi visión fundamentalmente positivista, les invito a concentrarse por un momento en lo que piensan que podría ser su pareja ideal. Observa su físico, pero imagina sobretodo y si es posible en cámara lenta cómo les gustaría que él o ella caminara, hablara, mirara, tocara. Cómo sería su primer encuentro, su nombre, sus gustos, lo que odia, su tono de voz...




Aunque todo lo anterior forma parte de lo meramente visual, apoyo la teoría que pregona la superioridad de la personalidad sobre el físico cuando de verdadera atracción se trata. La compatibilidad de las personalidades como emperatriz. Esa química entre mágica y maldita que a veces causa cegueras y catástrofes, o bendiciones y luminosidad.




Sin embargo, sigue siendo difícil explicar el fenómeno. Una mirada descuidada podría decir que tener gustos parecidos garantizaría el éxito de una relación y por supuesto, de la atracción entre las dos personas que la conforman. Pero no, hay algo más. Algo que se esconde más que la Piedra Filosofal y El Santo Grial.




Como ya he mencionado en anteriores oportunidades, me han gustado sólo cuatro personas en mis 19 años de vida. Gustado, digamos, el sentido idealista de que he querido morir a su lado, aunque ese sentimiento ha tenido diferentes intensidades y duraciones entre cada uno de mis pasados. En común, gracias a la providencia, tienen su personalidad arrolladora, salvaje, agresiva pero tierna, compasiva pero impía, malditamente atractiva. Esa esencia que transpira quien con solo hablar (o escribir) se roba la atención aun diciendo necedades (cosa que me pasó con dos de ellos). Es esa habilidad que tienen algunos, esa peculiar forma de hechicería que lograr enamorar, aunque muchas veces bajo el engaño y con fines puramente reprochables.




Mis cuatro, en pocas palabras, fueron:




The Past V: Mi mejor ex novia. Tuvimos una relación duradera y confiable, hasta que las similitudes, impresionantemente perfectas, no fueron suficientes para generar sorpresas ni mantener el encanto. Además, crecía en mi la certeza de que algo andaba mal, que me engañaba a mi y la engañaba a ella. Ella es perfecta, fue hermosa, grande y se puede decir que es a quien más he estado cerca de amar, aunque con un límite que nunca hubiese podido ser superado.




The Infamous M: Un error que cometí por miedo. Igualmente su virtud es su atractivo natural para ser una chica mala, pero con su manera de actuar y hablar fue capaz de engañarme y vestirse de damisela tierna y preocupada. Terminé con esa mentira, porque su negatividad me comenzaba a lastimar, además, mi relación se inició con el simple objetivo de intentar probarme a mi mismo que no soy gay. Pequeño error, ¿no les parece?




Monsieur Italien Angelical: Mi eterno Bad Boy preferido, fue su encanto lírico salvaje y su descarada maldad lo que me hizo caer en mi propia trampa. Su determinación, su impúdica sinceridad. La perversión convertida en premisa se unió a la amistad sólida que me ofrecía a pesar de nuestras marcadas diferencias. Bien sabe él que no es mi tipo físico, el cual no pienso revelar, por ahora. Sólo su mirada verde como un bosque sagrado en el que su ángel guardián mira a todos con cinismo. Él es un amigo como pocos, que espero conservar para siempre.




- ¡Que viva la libertad de expresión! Un abrazo vale, deja el conflicto. -



Viendo mis cuatro errores, he creado el prototipo de mi mesías. Debe tener entre 17 y 24 años, físico, normal, aunque si es de mi tipo ideal (El cual sólo Big Fish conoce) no tendré quejas. Prefiero que tenga una personalidad dominante, con tendencia hacia el liderazgo consciente y limitado. Que sea hábil con las palabras y sepa manejarme con ellas, que me enamore con una frase, que pueda decir todo sin que suene a nada. Que vuele muy alto, pero que no se deje ver. Dueño de su vida y sus problemas, que le preocupe el mundo y viva parte de su vida con la convicción de ser parte de la revolución de los tiempos. Que le duela lo humano y lo social. Que ame y comprenda el arte, que sea artista sin serlo. Será capaz de caer en el pecado sin volverse su esclavo. Reinará en mi vida por el amor a hacerlo. En fin, que sea un poeta y llegue conmigo hasta el para siempre, y más. (Me siento y te escucho, lejos, pero estás.)




Si me encuentras sólo grítame, te estaré esperando. Porque sé que algún día te haré el más feliz del universo.




Y ustedes... ¿A quién están buscando?






Per Ardua Ad Astra In Omnia Paratus.










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